La multivalencia del edificio post-moderno
La multivalencia del edificio post-moderno se opone a la
arquitectura moderna al unir diferentes tipos de significado – que el
modernismo criticó como esquizofrenia al condensar miríadas de significantes
que colapsaban la atención del espectador que no podía atender a todos los
impulsos que desde diferentes ángulos reclamaban visajes de autoafirmación –
que atraen a facultades opuestas de la mente y el cuerpo interrelacionándose y
modificándose al mismo tiempo. La grisalla visual del edificio co-ligada a su
propio olor y al tacto que se desprenden de él poseen la facultad de unión
diegética entre la vista y la contemplación gracias a la yuxtaposición de lo
nuevo y lo viejo y a la inversión de esto último unido a un gusto altamente
desarrollado por el paroxismo característico del zeitgeist actual. Es entonces
cuando se hace comprensible el propio edificio clásico materializado en
ocasiones en reparticiones tripartitas de bases, fustes y cúpulas jalonadas de
motivos ornamentales caracterizados por grandes pilastras que clarifican y
proponen una suerte de hermenéutica acerca de la organización y de la
estequiotomía interior del propio edificio al combinar la frescura del pasado
en el revival de su desinteresada y aleatoria reinvención mediante el juego de
dualidades entre el detalle y la ornamentación de baldaquines bañados por
colores superpuestos sobre ellos formando un collage sobre un fondo de
oposición entre culturas tradicionales y modernas.
El clasicismo post-moderno es un estilo entre varios: no es
el único camino sino el más popular. Dos factores han llevado a su aparición:
las formas universales latentes tras el amplio lenguaje clásico, y el deseo de
los arquitectos de devolver a la arquitectura el dominio público. Obviamente la
arquitectura sola no puede conseguirlo, ya que la republica se establece
mediante una acción social y política. No obstante, la arquitectura debe
representar este dominio y construir de forma comprensible .Esto es lo que
intentan hacer los post-modernos con distinto éxito
Existe una celebración delirante de mímesis dentro del
movimiento post-modernista que hace aparecer un nuevo mundo estético imbricado
dentro de una dimensión socioeconómica caracterizada como sociedad
post-industrial en la que la seriedad utópica del modernismo aparece enfrentada
con la aparente trivialidad de los post-modernos cuya lógica del simulacro
trasformada en máquina reproductora de imágenes audiovisuales refuerza la
lógica semoviente de un capitalismo avanzado intensificándola en esta nueva
forma cultural adicta al icono que transforma los efluvios del pasado
eliminando la significación práctica de un proyecto colectivo de futuro. Todo
ello nos lleva a instaurar un pensamiento dialéctico que plasme la evolución
cultural del capitalismo avanzado como suelo donde se originó el
post-modernismo como un momento dialéctico de verdad encofrado en otros tantos
momentos de falsedad dentro de la cultura contemporánea actual como terminus ad
quem al que puede llegar la reflexión que plantea el problema mismo del fatum
de la función de nuestra cultura en general.
El silogismo nos lleva a la exposición de una clara mutación
en la esfera cultural del capitalismo tardío unida a la modificación de su
propia función social en la que la cuasi-autonomía de la que disfrutaba
anteriormente ha sido destruida por la lógica de un capitalismo emergente
reabsorbiéndola y expandiéndola al dominio de lo social convirtiendo en cultura
desde los valores mercantiles y el poder estatal hasta las propias estructuras
mentales del individuo y sus hábitos más inveterados dentro de la sociedad del
simulacro que rectifica sus propias imágenes transformándolas en pseudo
acontecimientos. El espacio post-moderno ha obviado cualquier distanciamiento
crítico para situar la acción cultural fuera del capital y utilizarla como
apoyo para criticar al sistema. La abolición de estas distancias nos proyectan
hacia situaciones voluminosas y caseificadas que saturan nuestros cuerpos
despojándolos de sus mapas de coordenadas espaciales alejándoles de su propia
distancia y acercándoles a los enclaves pan-precapitalistas como la naturaleza
y el inconsciente que construían sus barricadas exteriores.Todos los bloques
seminales de lucha contra el sistema quedan reabsorbidos y asimilados por el
mismo dentro del nuevo páramo del espacio global que constituye el momento de
verdad del post-modernismo.
Se conoce como arquitectura postmoderna a una tendencia
arquitectónica que se inicia en los años 1950, y comienza a ser un movimiento a
partir de los años 1970, continuando su influencia hasta nuestros días. El
postmodernismo se dice que está anunciado por el regreso de "el ingenio, el
ornamento y la referencia" de la arquitectura, en respuesta al formalismo
causado por el Estilo Internacional del movimiento moderno. Al igual que con
muchos movimientos culturales, algunas de las ideas más pronunciadas y visibles
del postmodernismo se pueden ver en la arquitectura. Las formas y espacios
funcionales y formalizados del estilo modernista se sustituyen por diversas
estéticas: los estilos colisionan, la forma se adopta por sí misma y abundan
las nuevas formas de ver estilos familiares y espacios. Quizás siendo lo más
obvio, los arquitectos redescubrieron el valor expresivo y simbólico de los
elementos arquitectónicos y las formas que se habían desarrollado través de
siglos de construcción, que habían sido abandonados por el estilo moderno.
Ejemplos de influencias a gran escala en la arquitectura
postmoderna son el Edificio Portland de Michael Graves en Portland (Oregón), y
el Edificio Sony (originalmente Edificio AT&T ) de Philip Johnson, en la
Ciudad de Nueva York, que toman prestados elementos y referencias del pasado y
vuelven a introducir el color y el simbolismo de la arquitectura.
El movimiento postmodernista comenzó en Estados Unidos
alrededor de los años 1960 y 1970, luego extendiéndose a Europa y el resto del
mundo, siguiendo activo hasta el presente. Según Charles Jencks el fin
simbólico del modernismo y el tránsito al posmodernismo se produjo a las 15:32
del 15 de julio de 1972, cuando el complejo habitacional Pruitt-Igoe en St.
Louis (una versión premiada de la «máquina para la vida moderna» de Le
Corbusier) fue dinamitada por considerárselo un lugar inhabitable. Los
objetivos de la posmodernidad o modernismo tardío comienza con su reacción al
modernismo, intentando abordar las limitaciones de su predecesor. La lista de
objetivos se amplía para incluir la comunicación de ideas con el público a
menudo de manera humorística o ingeniosa. A menudo, la comunicación se realiza
al citar extensamente pasados estilos arquitectónicos, a veces muchos de estos
a la vez. Desprendiéndose del modernismo, también se esfuerza para construir
edificios que son sensibles al contexto dentro del cual están construidos.
Los objetivos de la posmodernidad, incluyen la resolución de
los problemas del Modernismo, la comunicación de los significados con
ambigüedad, y la sensibilidad para el contexto del la construcción, están
sorprendentemente unidos por un período de edificios proyectados por
arquitectos que nunca colaboraron en gran medida entre sí. Los objetivos, sin
embargo, dejan espacio para diversas implementaciones que pueden ser ilustradas
por los diversos edificios creados durante el movimiento. Las características
del postmodernismo permite su propósito de ser expresado de diversas maneras.
Estas características incluyen el uso de formas esculturales, adornos, antropomorfismo
y materiales que llevan a cabo un trampantojo. Estas características del
significado son el pluralismo, la doble codificación, los arbotantes y los
techos altos, la ironía y la paradoja, y el contextualismo.
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