Tendencias arquitectónicas
actuales
Introducción.
Las nuevas tendencias en arquitectura,
expresan la cultura del capitalismo multinacional, en la que el capital, ha
abolido la particularidad, y el valor de uso ha sido superado por el valor de
cambio.
Sin embargo, la arquitectura, no puede
verse de una manera semejante en países del Centro y en países de la Periferia;
existen grandes diferencias de tipo económico, social, cultural, de mercado,
etc. Siempre ha existido y siempre existirá una dependencia de muchos tipos, y
en este caso de tendencias arquitectónicas.
Las nuevas tendencias han surgido en
países Centro y han influenciado hasta la imitación a los países Periferia; no
resulta fácil liberarse de sus influencias.
Sin embargo, la misma estructura económica
que propicia esta influencia cultural, es la misma que impide su desarrollo, ya
que los factores que propician (economía, política, etc) estas tendencias, son
totalmente diferentes, y llegan a la proyección de un producto ajeno, diverso,
contradictorio, caro, e inviable para los países Periferia.
Hoy día, son numerosos y complejos los
problemas que aquejan a la arquitectura, en un mundo globalizado, donde la
economía y la política, tienen mayor peso, que las estructuras sociales y
culturales. Estas discrepancias nos llevan a una crisis en arquitectura. Muchas
y algunas que considero importantes son:
• En la arquitectura global, existe un
hecho, la de fenómenos globales proyectados al estrellato en su personalización
en una cincuentena de figuras, arquitectos famosos, triunfadores al estilo
Hollywood. Con el reconocimiento de la exaltación de su personalidad pública.
• El aspecto más relevante, es el
mercado, detrás de él están manipuladores que gobiernan las finanzas y
políticas de casi todos los países del mundo. Aquí la arquitectura es lo de
menos, lo importante es el movimiento especulativo de capitales, construir por
construir sin un propósito firme y concreto de uso, sin objetivos definidos y
claros.
• Devaluación de la apreciación de la
arquitectura y del arquitecto por parte del sector privado y de la
administración pública.
• El abandono por parte de los
profesionales de sus objetivos sociales y culturales, y la visión economicista,
ultraliberal y competitiva que preside irracionalmente toda la actividad
productiva, aplicada al campo de la creación arquitectónica.
• En construcción hay una caída de la
calidad y por consecuencia, una reducción de la edad de vida de las viviendas
desde el actual de setenta años o más hasta los veinte años. La bajada de la
calidad se estimula para propiciar, un incremento del consumo energético. En el
futuro se trata de construir mal.
• Proliferación de manierismos
individualistas, en búsqueda de la originalidad. El estilo es el mismo artista.
• Los determinantes políticos y
culturales configuran un marco en el que hacer arquitectura en condiciones
profesionales dignas es imposible.
• Vimos un mundo dominado por la
información y el capital , factores que operan en un estrato superior al de la
política. No reconocen fronteras ni toman en cuenta los problemas humanos,
produciendo sobreabundancia de lenguajes de comunicación.
Las consecuencias no sólo es la
degradación y el desprestigio de la profesión, si no existencia de una
arquitectura ajena a la sociedad y a los individuos, lejos de su tiempo y
espacio.
Antecedentes de las Nuevas Tendencias
La modernidad se inaugura impulsada por
grandes filosofías unificantes de la historia sustentadas en el desarrollo de
los modos de producción. Sobre la modernidad se basan ideologías del progreso y
con la quiebra de la modernidad se produce la quiebra de la visión del progreso
y de la historia.
La quiebra de la modernidad, tendría su
correspondencia arquitectónica en la discontinuidad, y la fragmentación, en
cierta erratilidad de las formas.
El movimiento posmoderno nace en
oposición al estilo internacional, plantea una nueva concepción arquitectónica
en la que sus preocupaciones centrales recaen en el espacio habitable, el cual
puede analizarse racionalmente, y proponen una nueva estética para sustituir la
derivada de las composiciones basadas en la columna y el entablamento clásico.
El rechazo al historicismo les coloca
en el extremo opuesto, al sustentar el rompimiento con toda tradición e incluso
con la liga de la edificación a su contexto natural y rechazar, la cultura
popular en la construcción.
El movimiento moderno, supone que la
arquitectura solo responde a condicionantes constructivas, funcionales o
lógicas ajenas a la sociedad, empezando así a construir un estilo en donde
prevalece un juego de formas carentes del contenido original: el estilo
funcional — no el funcionalismo, el primero se refiere a la forma externa de la
construcción, el segundo alude a la solución funcional de los espacios — o
estilo internacional. La arquitectura nacida con una significación de lo
moderno, perdió éste al cambiar las condiciones sociales que le dieron origen,
para convertirse en forma imitada hasta el cansancio.
El Camino hacía la Crisis
Arquitectónica: la Economía
Para comprender su ubicación en nuestro
tiempo, hay que considerar el contexto en que surgen. Walter Gropius, avisaba e
intuía que estamos en el umbral de un nuevo esfuerzo de creación. Señalaba que
la unidad de ambiente y cultura se había perdido, se tenía, un ambiente
caótico, feo, desolador, del cual deriva un acento en “la lucha capital-trabajo
y malas relaciones sociales”.
Ese esfuerzo de creación es la
respuesta a un impulso económico dentro del cual se van a posibilitar las
inversiones en arquitectura, con un enfoque divergente del movimiento moderno y
que va a iniciarse con el estilo internacional derivado de Mies van der Rohe y
el abuso de las cajas de vidrio.
Dentro del cuadro general del
desarrollo económico, sobre todo en los países de alto desarrollo tecnológico e
industrial, se da un despegue consecuencia de los efectos inmediatos de la
Posguerra en los años 50. Las curvas Kondratieff, permiten analizar las fases
cíclicas de la crisis y expansión del sistema capitalista, mediante las cuales
se advierte un crecimiento económico a mediados de los 50 y principios de los
60, un nuevo periodo de crisis y luego una fase de crecimiento a fines de los
80 y principios de los 90; ciclos de más o menos 25 años, con fases largas de
cerca de 50 años en la evolución económica que se ha caracterizado como
“economía-mundo-capitalista”. Las crisis no son simétricas ni siempre adoptan
un patrón similar, ni se dan en áreas iguales. El desplazamiento de capitales
hacia ramas económicas que ofrecen mayor plusvalía, la competencia entre
grandes capitales monopólicos y supranacionales, el imperativo de éstos para
renovar procesos y plantas productivas ante la competencia, y renovar la
tecnología, incrementar la intensidad de capital en la producción, etc., son
algunos de los incentivos del sistema al que se someten las empresas,
incluyendo a la de la construcción. Son dos momentos claves coincidentes con
los de mayor intensidad en el surgimiento y expansión de corrientes recientes
en la arquitectura: el posmodernismo, surgido a fines de los años 50 y primeros
de los 60; y luego el deconstructivismo, que se empieza a incubar a mediados de
los años 80 para consolidarse y empezar su divulgación al final de la misma
década.
De esta coincidencia no debe derivarse
una limitada relación causa-efecto, o derivar un patrón de dependencia entre
economía (causa) y arquitectura (efecto), con la tentación de extenderle como
instrumental analítico a otros momentos de la historia de la arquitectura.
Hay que considerar y reformular
postulados tradicionales y comunes, para reconstruir la historia de la
arquitectura con criterios y enfoques que consideran estas nuevas
determinaciones.
Ambas corrientes han aparecido en
países de alto desarrollo industrial y económico. Su influencia, con el posmodernismo,
se ha extendido dando lugar a un debate cultural, que está dejando de ser
actual y útil. En el deconstructivismo, el debate apenas asoma y aún no llega
del todo a nuestros ambientes culturales y artísticos. Desconocemos los
calificativos que se han puesto en la polémica: los placeres de la incomodidad,
proyectos de cortar y romper, composiciones sobre descarrilamientos rusos,
terrorismo arquitectónico, posmoderno cismático o minimalismo sucio, son
algunos.
Ambas tendencias arquitectónicas, al
aparecer y divulgarse, abren el debate, pero se les distorsiona y oculta, dando
lugar a reacciones que tienden a defender y mantener intereses profesionales de
arquitectos. Simulando un poco, tomando de aquí y de allá para ganar imagen.
Posmodernismo y deconstructivismo
empiezan por ser crítica y disidencia. Inicialmente son llamativos y seducen
casi instantáneamente. Son grandilocuentes y provocadores como forma
arquitectónica, costosos, y difíciles de captar en una primera apreciación de
su técnica compositiva.
Además, ambos profundizan la cultura de
las estrellas de Hollywood .
Aquella disidencia y provocación
iniciales, lo aparatoso y caro, son su virtud, por lo novedoso, y les permitirá
ser sometidos al proceso de absorción cultural y convertirlos en mercancía:
satisfacen exigencias de la estética de las mercancías.
La arquitectura ha sido convertida,
además de instrumento de poder por su costoso adorno e imponente apariencia, en
un tipo de mercancía que, pierde su contenido crítico de oposición y provocación
y se vuelve objeto de aparador, se le coloca en esa vía de su divulgación e
imposición en el gusto de los sectores subalternos de la sociedad.
La arquitectura, como producto
técnico-cultural ha sido convertida en mercancía y adopta cada vez más las alternativas
de ésta. De aquí al predominio de la moda, el consumismo y la publicidad
engañosa, que el posmodernismo y la deconstrucción han dado asumido plenamente.
Estamos, ante otra historia de la
arquitectura, tal vez sometida a ciclos de variación, cada vez más cortos quizá
y ante una próxima diversidad de ofertas mercantiles de formas y conceptos
arquitectónicos, bajo la máxima: todo se vale.
El Postmodernismo
Las tendencias culturales tienen una
manera de reflejar los asuntos intelectuales y políticos, más amplios dentro de
una sociedad. Así sucede con el postmodernismo, término que se utiliza para
referirse a disciplinas artísticas y arquitectura.
Es un fenómeno intelectual de interés
para la vida norteamericana. Su método consiste en la repetición y la
yuxtaposición -una mezcla de cultura superior y popular- y su actitud típica es
la ironía.
El postmodernismo se refiere a
determinada constelación de estilos y tonos en el trabajo cultural: el
pastiche, lo vacío; un sentido del agotamiento; mezcla de niveles, formas,
estilos; copia y repetición; una autoconciencia sobre la naturaleza formal y
fabricada de la obra; un rechazo de la historia; una forma de aprehender y
experimentar el mundo y nuestra ubicación, o desubicación, en él.
En la sensibilidad posmodernista, la
búsqueda de unidad aparentemente se ha olvidado por completo. En la actualidad
tenemos la textualidad, el cultivo de superficies que se refieren sin cesar a
otras superficies, que rebotan contra ellas, que se reflejan en ellas. Se hace
hincapié en su arbitrariedad, en su edificación; se interrumpe a sí misma. En
vez de un solo centro, hay un pastiche, una recombinación cultural. Cualquier
cosa puede sobreponerse a otra. Todo tiene lugar en el presente, “aquí”, es
decir, en ningún sitio en particular. La obra se desarrolla sin ilusiones:
todos desempeñamos nuestros papeles en forma deliberada. Todo ha sido hecho ya.
El choque rutinario, se presenta con ironía. El posmoderno se halla
fragmentado, inestable, descompuesto; al final, sólo hay discurso. Donde hubo
pasión, o ambigüedad, hay ahora un colapso del sentimiento, un vacío. La
belleza, privada de su poder crítico, se ha reducido a un elemento decorativo
de la realidad, y se ha borrado del postmodernismo. La cultura superior no se
sirve ya de la cultura popular; se confunde en ella.
El postmodernismo reconstruye la
relación entre premodernismo y modernismo. Define el momento cultural presente
como una secuela, aunque no sea cierto. Se conoce al postmodernismo por lo que
lo acompaña.
Oscurece al modernismo.
Los lineamientos del postmodernismo
están presentes en las versiones del modernismo; es la personificación actual,
de un modernismo que sigue desarrollándose. Roger Shattuck, ha asegurado que el
cubismo, el futurismo y los espiritualistas artísticos compartían un principio
respecto de la composición: la mezcla de estados mentales, de diferentes
tiempos y lugares, de distintos puntos de vista. El collage, el montaje, son la
esencia modernismo.
El modernismo tuvo que partir en
pedazos lo que el postmodernismo está mezclando y asociando. La multiplicación
de perspectivas del modernismo condujo a la dispersión de voces del
postmodernismo; el collage modernista hizo posible la unión de géneros
posmodernista. En la yuxtaposición posmoderna hay una autoconciencia
deliberada. Los posmodernistas de hoy están hastiados, lo han visto todo, lo
que los distingue es su carácter intencional y su sentido del agotamiento. V a
más allá de la moda en arquitectura, pues gran parte del impulso
recombinatorio, el vacío, la ironía sobre sí misma, el juego de superficies, la
autorreferencia y el ensimismamiento que lo caracterizan aún están entre
nosotros. Adquiere significado porque su amalgama de sentidos ha penetrado la
arquitectura, la novelística, la pintura, la poesía, la planificación urbana,
la música, la televisión y muchos otros campos.
El posmoderno nace en EUA, ya que la
yuxtaposición es de las cosas que mejor hacen los estadounidenses. Se trata de
una corriente definitoria de la cultura de ese país. Los EUA son mitos
esenciales, homogeneizaciones y oligopolios, una cultura inmigrante, un paquete
sorpresa. N o es exclusivamente, estadounidense, pero en Estados Unidos, la
vanguardia artística, tenía que levantarse en contra del modernismo de la
posguerra venerado, tenía que derrumbar al ídolo Arte Moderno.
El Desconstructivismo
En este contexto nace el
desconstructivismo, que no representa un movimiento ni un estilo nuevo. No es
un credo, y ni tiene reglas de oro, es la confluencia desde 1980, del enfoque
arquitectónico en las obras de unos cuantos arquitectos, en diferentes lugares
del mundo, que da como resultado formas similares.
Es en la exposición de 1988,
Desconstructivist Architecture, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York,
donde se dio el nombre de desconstructivismo a esa arquitectura.
Los temas formales que se repiten son
la súper imposición en diagonal de formas rectangulares o trapezoidales. Los
cambios evidentes son los contrastes entre las imágenes retorcidas de la
arquitectura desconstructivista, en contraposición de las imágenes puras del
estilo internacional. La fragmentación de la forma implica que las reglas de
composición tradicionales ya no son validas, pero no era necesario romperlas,
solo torcerlas un poco e incorporarles cierta fluidez que proporcione
movimiento a los espacios propuestos.
El desconstructivismo propone un
postmodernismo multiestilistico individualista. Existen diferencias sustantivas
entre sus exponentes, en cuanto a lo que entienden y desean del
desconstructivismo. Algunos de ellos son, apasionados del cambio por el cambio
mismo. Su planteamiento tiene como base el descomponer. Algunos rasgos formales
son: el abandono de la vertical y la horizontal; la rotación de los cuerpos
geométricos alrededor de ángulos pequeños; las construcciones con un efecto
provisional; la descomposición de las estructuras hasta el caos aparente y la
actitud de form follows fantasy .
El desconstructivismo, es una mezcla de
interpretaciones personales, con algunos puntos en común: el cambio y la
diferenciación de formas arquitectónicas pasadas. Cae en el extremo opuesto,
creando una síntesis de lo pasado y lo reciente. Se crea pretendidamente un
estilo afuncional, irracional, inútil, antiético, ininteligible; donde la forma
se adquiere por la forma misma, en favor de un anti-internacionalismo, de una
anticomercialización, que no se logra.
Conclusiones
En la evolución de la arquitectura, a
partir del modernismo, hay una ruptura con el pasado, una ruptura con las
sociedades, culturas, y tradiciones. Sin olvidar también la negación del propio
confort y por consiguiente del ambiente.
La nueva arquitectura se basa en una
cultura de mercado y economía. Las nuevas tendencias en arquitectura son un
rompimiento con todo lo que es posible romper, en aras de que la novedad genere
dinero. Son frívolas y carecen de sentido de bienestar social.
El nuevo academicismo formal, va desde
el modernismo caracterizado por volúmenes cúbicos cubiertos de vidrio, ventanas
corridas de piso a techo, hasta el desconstructivismo y su negación de la
horizontal y la vertical.
Construcciones sin respeto por el
contexto natural y cultural. Despreciando las tradiciones constructivas y los
modos de vida. Es una crisis general en la arquitectura: formal, porque la
forma es la misma, funcional, por que no importa si nada funciona, ambiental,
por que los materiales y métodos constructivos son altamente contaminantes, de
identidad, por que no tiene nada que ver con el individuo y de valores, por el
resultado.
Hoy el arquitecto no tiene esencia
arquitectónica que lo identifique, se pierde en la nueva concepción del espacio
habitable. No hay capacidad creadora, todo es copia a la forma sin importar
nada más.
En México, tenemos muchos más problemas
que estos, ya que nuestra economía y problemas sociales genera la necesidad de
una arquitectura para el pueblo. Sin embargo, no podemos cerrarnos a la
arquitectura extranjera o a la internacional, pero debemos tener prioridades a
fin de satisfacer nuestras necesidades más elementales.
Los arquitectos estamos cada vez más
lejos de la arquitectura, estas tendencias, quieren llevarnos, arrastrarnos
consigo, que seamos… somos parte de su juego.
Bibliografía
Architechtum.edu.mx
habitat.aq.upm.es
mfom.es
amsterdam.nettime.org
La Vanguardia, España.
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Fuente:
Www.xxberserkblog.com
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