El arte de
escapar de prisión, según Jack Sheppard.
Jack Sheppard, nacido en Londres en 1702, fue
un hábil ladrón que se convirtió en héroe de la clase obrera al escapar cuatro
veces de prisión.
Evadió sus dos primeros arrestos descolgándose
de la torre donde estaba encerrado con la ayuda de una soga fabricada con
sábanas; en su tercer escape se valió de su delgada complexión para pasar por
la abertura de una reja, bajó por una escalera que le habían alcanzado y salió
del recinto vestido de mujer sin despertar sospechas.
Al ser apresado por cuarta vez fue encarcelado
en una celda de máxima seguridad, pero una vez más burló a sus captores: esta
vez se liberó de sus cadenas y abriéndose camino a través de seis puertas de
metal llegó al techo de una casa vecina, donde convenció a su ocupante para que
lo liberara de los grilletes.
Dos semanas después de su última fuga, Sheppard
fue arrestado en estado de ebriedad, y permaneció encarcelado bajo estricta
vigilancia en la cárcel de Newgate. Su fama era tan grande que muchos miembros
de la alta sociedad se acercaron al presidio a conocer al célebre ladrón.
Cuentan
las crónicas que Jack se mantenía calmo y lúcido, y que contestaba a sus
visitantes con palabras burlonas. Semanas después fue condenado a muerte, y
finalmente ahorcado el 16 de noviembre de 1724. Su última evasión se vio
frustrada cuando el guardia que lo conduciría a la horca descubrió la navaja
con la que planeaba escapar.
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